Glamour en los Goya

Glamour en los Goya 5

O al menos eso cuentan las crónicas. Desde hace unos años los organizadores de la fiesta del cine español vienen intentando dar lustre a una ceremonia que no alcanzaba las cotas de popularidad que se espera de ella. Fueron años de travesía en el desierto en la que los invitados acudían a la cita vestidos con lo que primero pillaran por casa. De etiqueta nada. Los profesionales del cine español eran diferentes y marcaban distancias con los atuendos.

Pero ahora tenemos alfombra roja, y la organización del evento exige a los invitados acudir bien vestidos y aseados. No sabemos si a la entrada del Teatro Real de Madrid, había inspectores testeando y olfateando a las estrellas, pero por lo que se pudo ver, actrices y actores cumplieron con la normativa. Incluso alguno de los asistentes admitió que no se ponía un traje desde la comunión.

Dicen los cronistas expertos, y habremos de creerles, que las mejores vestidas fueron Blanca Suárez y Goya Toledo. También han quedado bien situadas en el ranking  Silvia Abascal y la pluriempleada Cayetana Guillén Cuervo, a la que muchos esperaban subiéndose a presentar también la ceremonia, dada su extrema versatilidad. Por llamarlo de algún modo.

Sin embargo los ojos de la noche se fijaron en una de las grandes vencedoras, Elena Anaya, que gracias a su papel en la última película de Almodóvar ganó el premio a mejor actriz y ya subida en el atril dedicó un emocionado homenaje a su madre y a otras cientos de miles de personas que tenía apuntadas en la chuleta. En la foto, se puede vislumbrar a Jorge Sanz, ejemplo de dicción para toda una generación de actores y actrices españoles.

También hubo invitados sorpresa, como el colectivo Anonymous, que exhibieron sus famosas caretas durante la gala. Menos dados al lujo y al glamour que las estrellas del cine español, no quisieron perderse la oportunidad de seguir difundiéndose su mensaje, sea cual sea el mismo.

Esperamos ansiosos la llegada de la próxima ceremonia de los Goya. Y ahí tenemos, a la vuelta de la esquina, el espejo en el que se miran los organizadores de nuestra fiesta del cine: los Oscars.

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